Revista Periférica 20

Sentir que veinte años no es nada…

Tal y como cantaba Gardel en el famoso y viejo tango, así nos hallamos en Periférica Internacional en estos momentos, como si estos veinte años que llevamos saliendo al mundo casi no hubieran transcurrido. Pero no, no es que el tiempo no haya marchado inexorable sobre estas dos décadas; ocurre que cuando una empresa no solo se percibe necesaria sino que además apasiona y entusiasma, el tiempo pasa a ser un factor secundario.

Hoy, con las ganas y la ilusión del primer número, se publica de nuevo la revista decana de la gestión y las políticas culturales en España. Y el decanato exige responsabilidad, trabajo, honestidad y seriedad. No lo dudamos, aunque también reconocemos que quienes conformamos Periférica Internacional hemos disfrutado con la labor de construir todos y cada uno de sus números.

En estos años han aumentado nuestros lectores a la vez que hemos dado espacio en nuestras páginas tanto a firmas de prestigio como a jóvenes que empezaban a acceder al campo complejo y a la par emocionante de la cultura, su gestión y sus políticas. Un tiempo en el que hemos acompañado a los ayuntamientos democráticos en lo mucho que han peleado en nuestro país por acercar la cultura a la ciudadanía. Ellos, los poderes locales, han sido la columna vertebral de las políticas culturales públicas y apoyaron desde la demanda de profesionales el surgimiento de la gestión cultural. Su papel merece una reflexión serena y, en este sentido, algunas ideas quedan apuntadas en este número de la revista.

Comenzábamos el milenio hace veinte años con algunas consideraciones en torno a la necesidad de una revista como la nuestra. Su carácter pionero, erigirse en vehículo de comunicación de los territorios periféricos como este sur en el que nació, la necesidad de apoyar a los profesionales, la vocación global desde lo local y poner voz al mundo de las políticas y la gestión cultural eran algunos de los pilares en los que pretendíamos asentar el proyecto de la revista. Logros y carencias pueden contrastarse ahora echando un vistazo a los índices de estos veinte números.

Escribió Valente: «El centro es un lugar desierto. El centro es un espejo donde busco mi rostro sin poder encontrarlo ». Hoy podemos decir con orgullo que la periferia, la de Periférica Internacional, es sin duda un espejo en el que muchas personas de la cultura se miran y encuentran respuestas, además de, lo que es más importante, dar motivos para seguir reflexionando, creando, innovando, planteando proyectos y trabajando en el territorio que mejor define a las sociedades: la cultura.